El pasado 29 de junio celebramos la Santa Misa de la Solemnidad de San Pablo, nuestro Patrono. En la oportunidad reflexionamos sobre la importancia que tiene dejarse acompañar y ayudar por otros. A veces pensamos que estamos en el camino correcto, pero equivocamos los objetivos. Eso también le pasó a San Pablo antes de su conversión. El Apóstol perseguía a cristianos y pensaba que con esos cumplía la voluntad de Dios. Hay ocasiones en que necesitamos un remezón, algo que nos estremezca y nos haga «caer del caballo de nuestras seguridades o vanidades». Después de eso, San Pablo se dejó acompañar por sus nuevos hermanos de religión. Gracias a ellos comprendió mejor el nuevo rumbo que debía tomar. Hagamos constantemente lo mismo: evaluemos, mejoremos. Como recuerdo de ese día...el álbum de fotos