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Gratitud que deja huella: Homenaje a nuestros Educadores.
Colegio Amada Sofía celebra Día del Profesor y Asistentes de la Educación 2025 El gimnasio del Colegio Amada Sofía se llenó de emoción, música y gratitud en la mañana del 16 de octubre, durante la celebración del Día del Profesor y de los Asistentes de la Educación 2025. Fue una jornada luminosa, preparada con cariño por toda la comunidad educativa para rendir homenaje a quienes, con paciencia, sabiduría y fe, hacen de la enseñanza una verdadera misión de vida.
Desde el inicio, los presentadores recordaron el sentido profundo de la ceremonia: agradecer a quienes iluminan el camino de los estudiantes con su entrega y vocación. La oración, dirigida por la estudiante Isidora Cortés, marcó un tono de recogimiento y esperanza: «Haz que siempre sean sembradores de esperanza, mensajeros de la verdad y guías que iluminan con su ejemplo».
Uno de los momentos más significativos fue el saludo del presidente del Centro de Estudiantes, Matías Liguori, quien en su discurso expresó con madurez y reconocimiento: «Ustedes, nuestros profesores, no solo transmiten conocimientos, sino que también orientan, acompañan y exigen lo mejor de nosotros. Reconocemos en ustedes la disciplina, la constancia y la responsabilidad que demanda la noble tarea de educar.».
Sus palabras, recibidas con aplausos, reflejaron la admiración de toda la comunidad estudiantil hacia los docentes y asistentes del colegio.
Luego vino el turno de las familias, representadas por la Sra. Miriam Silva, secretaria del Centro General de Padres y Apoderados, quien recordó que «la verdadera enseñanza nace del amor, de la paciencia y del testimonio», agradeciendo la entrega silenciosa de quienes siembran en los niños y jóvenes «semillas de sabiduría, fe y esperanza».
La mañana avanzó entre emociones y aplausos, y el acto alcanzó su punto más alto con el homenaje a don Luis Parra, conocido con cariño por generaciones como el Tío Luchito. Cuatro décadas de servicio fiel fueron resumidas en un océano de recuerdos, gratitud y lágrimas compartidas.
En nombre de los estudiantes, la alumna Rocío Acevedo pronunció un sentido discurso que conmovió a todos: «Su vida nos enseña que el servicio humilde, cuando se hace con amor, se convierte en una verdadera misión… Su paso por el Colegio Amada Sofía no se olvida, sino que seguirá siendo parte de esta historia.».
El aplauso prolongado que siguió fue más que un gesto: fue un abrazo colectivo que cruzó generaciones.
El Padre Humberto Palma, rector del Colegio, cerró ese momento con un mensaje profundamente espiritual y humano: recordó el pasaje evangélico de los diez leprosos y dijo con voz serena: «Igual que el leproso samaritano al verse sanado, hoy volvemos sobre nuestros pasos para agradecer. Primero a usted, don Luis… Gracias por el milagro de su vida entre nosotros. Y gracias también a nuestros profesores, profesoras y asistentes, por su testimonio de vida. Reciban nuestra sincera y eterna gratitud.».
Sus palabras dieron sentido a todo lo vivido: la gratitud como un acto de fe.
La celebración continuó con números artísticos llenos de color y alegría. Los estudiantes de enseñanza básica emocionaron al público con una coreografía al ritmo de «Oceans», una alabanza que invitó a confiar en Dios en medio de las dificultades. Más tarde, la artista invitada Lucía Soto, proveniente de Rancagua, deleitó a todos con su voz y sensibilidad musical, dando un toque de encanto y calidez al encuentro.
Durante la ceremonia, se realizó también la esperada entrega de reconocimientos a docentes y asistentes que destacan por su compromiso, liderazgo y fidelidad al espíritu paulino del Colegio Amada Sofía.
En la categoría «Testimonio Paulino», fueron reconocidas:
Bárbara Manzo, profesora jefe de 3º básico;
Daniela Carreño, psicopedagoga del equipo interdisciplinario;
Darling Santibáñez, profesora de Religión y Filosofía, encargada de Pastoral;
Paulina Acevedo, asistente de la educación; y
Natalia Tobar, paradocente.
Todas ellas reflejan con su servicio las virtudes de resiliencia, cooperación, caridad, entusiasmo y alegría que inspiraron a San Pablo Apóstol.
En la categoría «Excelencia Profesional», recibieron distinción:
Nataly Plaza, profesora jefe de 2º básico y jefa de Primer Ciclo;
Catalina Contreras, profesora jefe de 5º básico y jefa de Segundo Ciclo; y
María Elisa Zamorano, profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales y jefa de Tercer Ciclo.
Su labor ejemplar da cuenta de liderazgo, innovación y compromiso con la calidad educativa.
Finalmente, en el «Premio a la Trayectoria», se rindió homenaje a quienes han dejado huellas profundas en la historia del colegio:
Carmen Andurandeguy, profesora de Religión y Artes, con 35 años de servicio en la educación;
Jacqueline Pérez, educadora de párvulos, con 15 años de vocación sostenida;
Becy Alarcón, asistente de la educación y miembro del Equipo de Convivencia Escolar, con 15 años de compromiso; y
Daniela Vergara, psicóloga de Convivencia Escolar, con 5 años de entrega profesional en el Colegio Amada Sofía.
Cada nombre pronunciado fue recibido con orgullo y emoción, símbolo del trabajo silencioso que, día a día, construye comunidad y esperanza.
El acto concluyó con la fotografía grupal, el himno del colegio y un ambiente de celebración compartida. Porque en el Colegio Amada Sofía, educar no es solo enseñar: es dejar huellas imborrables en la vida de los demás.
En esta jornada de gratitud, emoción y belleza, la comunidad entera volvió sobre sus pasos —como el samaritano del Evangelio— para decir simplemente gracias.
Gracias a los docentes y asistentes que sostienen con amor la tarea de educar.
Gracias a quienes hacen de cada día una lección de vida.
Y gracias, sobre todo, a don Luis Parra, cuya fidelidad y ternura seguirán siendo el espejo donde se mire el espíritu de nuestro colegio.
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